Éste es un compendio de cuentos de ciencia-ficción, un género en el que es difícil encontrar un original escrito que supere su proyección cinematográfica. Eso es porque la idea/trama y el contexto/mundo imaginario pueden ser fácilmente evocados, casi siempre con mayor potencia, por el cine.
Por muy brillante que sea, por ejemplo, Philip K. Dick (y lo es en forma superlativa), el mérito de sus obras no reside necesariamente en su lenguaje, y por esta razón puede ser duplicado y amplificado por el arte concreto, preciso del cine -al menos con los medios actuales-.
Con esa improvisada tesis no pretendo sentar cátedra, pero mientras Ud considera esa proposición, piense en su relato ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? y su trasposición, el Blade Runner de Ridley Scott; piense Ud, incluso, en su cuento El informe de la minoría y el Minority Report de Spielberg. Pues bien: en este compendio del nuevo maestro de la ciencia-ficción, Ted Chiang, hay algún cuento que cuenta como literatura. Por elegir uno, el relato El comerciante y la puerta del alquimista es una gozada, pues el autor consigue incrustar una historia de viajes en el tiempo en un pasado que al lector le resultará muy querido, reconocible: tiene la textura y el sabor de los Cuentos de las Mil y Una Noche, nada menos. Se trata entonces de un cuento de ciencia ficción que sabe a historia de la literatura, a la pasión de narrar. Arena y tiempo. Desierto y eternidad. Me encantó.