Cuando fuimos huérfanos

Esta lectura de Kazuo Ishiguro no es tan satisfactoria como otros títulos suyos. No le faltan las virtudes innatas del Sr Ishiguro: ambigüedad, revolcones narrativos, enigmas que permanecen abiertos durante toda la trama y un lento, hipnotizante manejo del tiempo. El escenario histórico de la novela (el Shanghai pre-guerra) es también fabuloso, pues el escritor tiene buen gusto para elegir el atrezzo temporal de su obra. Pero aquí la trama se come a los personajes, que carecen de profundidad -especialmente el personaje principal-, algo que podía perdonarse fácilmente en mi amada “El Gigante Enterrado” toda vez que estamos ante una alegoría, pero no aquí, no en una novela tejida más convencionalmente. Porque en “Cuando fuimos huérfanos”, la textura final de la historia resulta un tanto vacío, arquetípica. Una pena.